14 Jun Más que una fiesta… un hermoso recuerdo
Nade mejor que sentirse en casa, nada como recorrer las calles de la hermosa ciudad donde nací.
En mi Cuenca – Ecuador, respiré el ambiente festivo y acogedor de la fiesta del Corpus Christi (Cuerpo de Cristo). La conocida Fiesta del Septenario, festejada en el centro de la ciudad, en el Parque Calderón, es una fiesta de fe y de celebración. Por unos minutos todos nos olvidamos de los problemas y nos llenamos del color que los juegos pirotécnicos, compartimos en los charoles de dulces tradicionales que se apropian de las veredas del centro histórico y por un corto tiempo, deja de importar qué pasa en la política o que condición económica tenemos. Es el momento de compartir y de recorrer en confianza una ciudad vestida de fe y revestida de generosidad.
Las familias sonríen mientras ven anonadados cómo el cielo se enciende, y yo miro a la gente sorprendido de cómo su fe los mueve a celebrar y compartir sin una medida establecida.
No es una fiesta comercial, es una fiesta espiritual, es una fiesta en la que no importa la religión de cada persona, lo que importa es que todos están unidos en el afecto y la generosidad de compartir un momento de magia.
Cuenca es una ciudad en el medio de las montañas, su clima es frío, pero eso no impide que las calles se llenen de gente y de turistas que se mimetizan en el ambiente. Los cuencanos y cuencanas son amigables y excelentes anfitriones.
Hoy recuerdo de lo que realmente estamos hechos, estamos hechos de madera, de recuerdos y de energía de sentimientos. Por eso adoro las ocasiones en las que dejamos de ser quienes somos todos los días y somos simplemente eso, personas sencillas que se unen bajo la premisa de llenarnos de más memorias para alimentar nuestro corazón.
La felicidad es una decisión, al igual que el amor, si empiezas a generar tu lista de prioridades, que lo primero sea cultivar el espíritu.
Un abrazo desde Cuenca. GM.