25 May Sus espacios personales
«Sus espacios personales» es la entrevista que me realizó la señorita Lorena Ballesteros para la revista Clave!. Estoy muy agradecido por brindarme un espacio en esta prestigiosa revista de bienes raíces. Sin más preámbulo quiero compartirles el artículo.
Sus espacios personales
Gustavo Moscoso es un referente de estilo y buen gusto. Arriesgado, ecléctico y vanguardista, el diseñador cuencano ha cruzado varias fronteras. Primero las de su natal Cuenca, para posicionar sus marcas en otras ciudades de Ecuador, y luego trabajar en abrir mercados internacionales donde ha cosechado muchos éxitos. Sus creaciones han desfilado en pasarelas de Estados Unidos y algunos países de América Latina.
Gusi, como lo llaman sus amigos, nos abrió las puertas de su casa en Guayaquil para charlar en complicidad y recordar los pasos firmes que ha dado en su carrera en el mundo de la moda. Decisiones tomadas una a una se han concatenado para cumplir metas que incluso han superado sus expectativas.
Su departamento no confunde, es el reflejo de su impecable imagen.Se trata de una de sus obras más consentidas, a la que ha dedicado tiempo para dejarlo a punto, moviéndolo todo hasta colocar cada pieza en su lugar. Allí nada es coincidencia, todo tiene una razón de ser y un significado. Hay muebles que desempolvó de la bodega de sus padres, cuadros y obras de arte que ha coleccionado con el paso de los años, recuerdos y sensaciones. El color, la iluminación, la conjugación y armonía entre espacios, todo tiene plasmada su personalidad.
Desde que se mudó a Guayaquil, hace más o menos cinco años, pensó en comprarse un departamento. En un comienzo su instinto bohemio le decía que buscara en Las Peñas. Su olfato de diseñador le instaba a comprar un departamento viejo en el centro, cerca del Malecón, para rediseñarlo a su antojo. Sin embargo, finalmente se decidió por Samborondón, el mismo barrio en el cual inauguró una tienda exclusiva con su nombre, que es, a la par, su marca.
Su trayectoria se ha consolidado con mucha fuerza en estos los últimos años. El nombre de Gustavo Moscoso es sinónimo de alta costura, moda y un estilo único.
¿Qué te ha dado Guayaquil?
Muchísimo. Los clientes, las oportunidades, los amigos. Abrir un mercado nuevo en una ciudad de gente que tiene sueños y ambiciones es un enorme reto. Además, aquí he comprado mi primera casa y eso es algo que cala muy hondo. Es la primera cosecha de todas las semillas que he sembrado.
Este departamento es un lugar único, exclusivo, como Gustavo Moscoso. ¿Qué historia hay detrás de todo esto?
Justamente eso, detalle y exclusividad. Por ejemplo, me fascina mi librero que guarda muchísima historia y culturas distintas. Adoro el kilim que tengo de alfombra, la mesa Barcelona que es la pieza principal de mi sala es fabulosa.
¿Las piezas lucen en su estado original?
Las reformé a mi gusto. Soy inquieto. En mi departamento todo tiene una historia y debe haber armonía. El mueble de la consola de entrada estaba en mi casa de Cuenca, la restauré y la pinté de amarillo. El aparador es uno antiguo que estaba en la bodega de la casa de mis papás que también necesitó algo de mantenimiento.
Todo tiene un toque único, y el arte no se diga…
Me encanta comprar cuadros y todos son de artistas ecuatorianos como Wilson Paccha y Anthony Arrobo, que los tengo como piezas exclusivas. También tengo un cuadro que lo compré de la obra de teatro Arte. Es el cuadro central, un cuadro blanco de la obra de Jaime Tamariz. Me costó un año de lucha y esfuerzo conseguirlo, y ahora lo tengo.
¿Te encaprichaste por un cuadro blanco?
Como te dije, acá todo tiene su historia. Tuve el honor de vestir al elenco para esa obra de teatro, a Roberto Manrique, Jaime Tamariz y José Burgos, y viví todo el proceso de cerca muy intensamente. El tema central de la obra expresa justamente lo que siento por el arte. Es fascinante poder decir que en esa pieza tengo un grato recuerdo, y que de alguna manera la obra de teatro está en mi casa.
¿El estilo de tu casa se refleja en tu vestimenta?
Sí, siempre he dicho que lo mío es lo ecléctico. Dependo mucho de mi estado de ánimo: pasional, intenso, feliz, triste, soñador. Todo esto se refleja en mi casa, en mi vestimenta, en mi actitud.
¿Qué ha cambiado en los últimos cinco años?
Ha sido un shake brutal. Hace cinco años, cuando me mudé a Gua-yaquil, estaba posicionando mi marca. Trabajaba desde mi espacio, a mi tiempo. Fue también en esa época que contemplé la idea de abrir un local en Plaza Lagos, y al mismo tiempo se consolidó la alianza con Corporación Favo-rita. Dos líneas de negocio totalmente distintas pero realizables. Ha sido un quinquenio muy importante para mi carrera.
¿La tienda es en Plaza Lagos?
Así es. Ahí me reúno con los clientes, interpreto lo que cada uno quiere y diseño algo exclusivo de acuerdo a sus gustos. Tengo mi estilo propio que lo defino como ecléctico, pero ese soy yo, y no puedo disfrazar a mis clientes de Gustavo Moscoso. Mi tarea es potenciar la imagen del cliente desde su estilo personal.
¿Y la línea GM757?
Es mucho más amplia y se comercializa a través de la cadena Megamaxi, donde atendemos a todo tipo de comprador. Hay la línea GM Woman, GM Kids, GM Sports (ropa de deporte con tecnología), la línea de viaje, la de perfumería y la de cuidado personal. Logramos introducir esta segunda marca enfocada en un mercado más masivo y amplio, con lo cual podemos proporcionar un estilo de vida distinto al consumidor en general. Los diseños son variados, vanguardistas, y han sido muy bien recibidos.
¿Cómo ha sido la aceptación de tus marcas en Megamaxi?
¡Buenísima! Entregamos al cliente un producto ma-ravilloso, de buena calidad y a un gran precio. Es un producto bien construido, con altísimo diseño. Soy de los que piensan que la moda debe ser accesible a todos, y eso es lo que estoy facilitando. De hecho, normalmente hacemos cuatro colecciones al año para tener una constante renovación de propuestas, pero este año hemos planificado sacar cinco colecciones. Estos factores son los que han permitido que la marca GM757 tenga éxito y ahora esté cumpliendo cinco años en el mercado.
Tu trabajo y tu rutina apretada te llevaron lejos de Cuenca, ¿extrañas tu ciudad natal?
No la extraño porque voy con mucha frecuencia. Te puedo decir con orgullo que me he convertido en un ciudadano ecuatoriano, fuera de ser cuencano o residir en Guayaquil. Cuando me preguntan en dónde vivo, digo en Ecuador. Si no estoy en Guayaquil, estoy en Quito; y si no estoy en Quito, estoy en Cuenca; y todo esto ocurre de un día para el otro.
¿Qué ventajas te da esta movilidad en cuanto a tus propuestas de diseño?
Me permite conocer qué quiere mi gente. Saber cómo está el mercado de la moda en Ecuador. Diferenciar estilos y preferencias, que son muchas. Colores, cortes, etc. Los ciudadanos más clásicos son cuencanos y quiteños. El guayaquileño es distinto, es muy riguroso en su etiqueta. A las 21h00 se usa smoking y no hay dos. En el día se visten de una manera, y para un cóctel de otras. Se respetan esos códigos.
¿El balance general de estos años es positivo?
Indudablemente, eso se ve reflejado en el crecimiento de la empresa. Ahora estamos más estructurados, hay más gente trabajando en nuestros proyectos que, afortundamente, están muy bien posicionados. Mi vida es dinámica, nada de monotonía, y me encanta porque ningún día se repite, siempre estoy con gente diferente y en lugares distintos.
¿Hasta dónde te permites soñar?
Sueño muchísimo en todos los aspectos de mi vida: el personal, el profesional, el deportivo… Y claro, mi sueño más alto es crecer y posicionar la industria de la moda en Ecuador y en el mundo.